Por Alfredo Leiva

Recientemente el fmln expulsó de sus filas al alcalde de San Salvador Nayib Bukele, tras haber militado dentro este instituto político por varios años, durante los cuales se había convertido en una figura política prominente que para ganar elecciones prometía mucho.

La expulsión de Nayib del fmln, ha impactado en la sociedad salvadoreña sobretodo en la juventud que de alguna manera lo veía como un referente importante. Porque se había posicionado como una imagen fresca ante la polarización de la sociedad salvadoreña y ahora al lanzar su movimiento “Nuevas Ideas”, virtualmente ha logrado atraer a muchos que creen que en las condiciones actuales una tercera opción es posible.

En esta trama hay dos actores importantes, por un lado el propio Nayib y por otro el fmln; desde nuestra humilde opinión Nayib se equivocó, de cualquier manera, ya sea que estuviera convencido de los principios y valores de izquierda, fue mal asesorado para criticar al fmln como lo hizo; que fuera un oportunista y usara al partido para lograr una posición o en el peor de los casos que haya sido un enviado de la derecha para infiltrarse y descomponer el partido desde dentro.

Por el otro lado las razones para expulsarlo son válidas, puesto que un partido político como el fmln, no puede tener a un miembro dentro de sus filas con el carácter ególatra y utilitario de Nayib, porque el fmln es el instrumento de lucha del pueblo salvadoreño, que su construcción le cuesta siglos de sacrificio y no se puede permitir a una persona como él (Nayib) pisotear esa tradición, comparándolo con ARENA.

Pero aunque la decisión es respetable, el fmln se equivoca al no fijar posición pública ante su militancia y el pueblo salvadoreño, lo que ha causado cierto desconcierto respecto al tema, pues en lugar de condenar a Nayib por sus faltas al código de ética del fmln, se victimiza y se tilda al fmln de no tolerar las críticas en su seno.

Ante esta realidad es recomendable que por un lado la dirigencia del fmln fije posición de forma clara y que el pueblo salvadoreño reflexione y sobretodo la juventud sobre lo que significan los manejos públicos que hacen los políticos, sobre este tema y otros que se ventilan por los medios de comunicación y las redes virtuales.

­